El clima de Piedralaves y en general del Valle del Tiétar, es uno de nuestros mayores tesoros. Está fuertemente condicionado por la presencia de la Sierra de Gredos que por un lado ofrece protección de los vientos fríos del norte y a su vez actúa de pantalla reteniendo en el valle las masas de aire húmedo procedentes del suroeste. Esta circunstancia, unida a la orientación hacia solana de las laderas, da lugar al clima benigno que predomina en todo el valle.
Además, aunque la continentalidad afecta al comportamiento general del clima del Valle (acentuando la incidencia de las temperaturas mínimas, de la oscilación térmica y de la sequía estival), las brisas locales entre la Sierra y el fondo del valle unidas a la riqueza hídrica y forestal del Valle del Tiétar atenúan estos valores.
La temperatura del valle varía en función de la altitud reforzando los contrastes entre el fondo del valle y las zonas más elevadas y serranas. Así, la temperatura media anual es de 15 º C en Piedralaves a 720 m de altitud. El invierno del Valle del Tiétar puede considerarse suave, y el verano es caluroso, con temperaturas medias próximas a los 24ºC y máximas absolutas que superan en el fondo del valle los 35ºC.
Las precipitaciones del valle se caracterizan como las temperaturas, por su gradiente altitudinal. La precipitación media anual es de 1004 mm en Piedralaves, a 720 m y probablemente se duplique en lo alto de la sierra. El régimen de precipitaciones es análogo en todo el valle, y se caracteriza por su diferenciación estacional. Las mayores precipitaciones se concentran en la época invernal (39-40% de las precipitaciones anuales), con cerca de 400 mm en las tierras bajas y casi 800 mm en las cumbres de la sierra, descendiendo bruscamente durante la época estival en torno a los 15 ó 14 mm.
La combinación de las condiciones climáticas y la incidencia de la topografía del territorio nos permiten clasificar el clima del Valle del Tiétar como Mediterráneo subhúmedo en las zonas medias y bajas del valle y como mediterráneo húmedo en las zonas más altas y algunos enclaves favorecidos orográficamente. Existe en todo caso un periodo seco de tres meses en el que la evapotranspiración es muy importante y se ve acentuada por la orientación hacia solana de todo el Valle.
El Verano.
Desde junio a septiembre los días son largos y luminosos y las noches, una verdadera delicia. El bosque de Piedralaves, con abundante vegetación nos proporciona lugares ideales para disfrutar de la naturaleza. Las gargantas y charcas nos invitan a un chapuzón fresquito en lugares de ensueño.
En esta época, además, el pueblo se vuelve bullicioso y divertido y brinda una multitud de servicios y actividades a los habitantes y visitantes. Muchas casas que permanecieron hibernardo durante meses, abren sus puertas y ventanas, recobran su vida, una vida que mira a la calle en la que encontrarás a los vecinos tomando el fresco a la anochecida en los cotanos y las callejas.
Y por si fuera poco somos un pueblo con MÁS terrracitas y MÁS ambiente.
El Otoño.
El otoño despliega una paleta de colores que otorga a nuestra naturaleza una belleza sin par. Los bosque de castaños, los alcornocales, las choperas... nos brindan paseos que supondrán un verdadero gusto para los sentidos. Desde Octubre, el fresco nos llega de la sierra, las lluvias hacen que nuestras gargantas y rios vistan sus mejores galas y el clima suave hace de nuestra otoñada, un momento único para los recolectores y senderistas.
Y en otoño, nízcalos y MÁS setas
El Invierno.
Una estampa singular... al acercarnos al pueblo huele a lumbre, de las chimeas escapan hilos de humo que nos evocan el calor del hogar. Es la estación de la tranquilidad, del silencio... y del frio, aunque nuestra muralla al norte y un valle abierto hacia tierras extremeñas, todo lo suavizan y el sol es a menudo protagonista de un escenario del que se resiste a marchar.
Pero el invierno también nos sorprende con sus blancas galas, con la escarcha, el hielo y la nieve, la naturaleza se despoja de aderezos y nos muestra su cara más pura, nos empuja y nos une a la tierra.
Si me buscas en invierno, pregunta en Piedralaves. No hay lugar que te de MÁS.
Primavera.
Para gustos, colores, y de esto precisamente sobra en esta estación.
Para muchos la más espectacular para visitar Piedralaves, con un clima fabuloso, un campo de colores infinitos y una mezcla de olores de cantueso, mimosa, tomillo y romero... Los rios se muestran caudalosos, cristalinos y llenos de vida y las vigilantes rapaces son testigos de la frenética actividad del bosque, las riberas y las dehesas.
En Piedralaves la sangre se altera MÁS